Descripción General
El sodio es un electrolito porque participa en
el equilibrio del agua en el cuerpo, reteniendo
el agua en el mismo compartimiento corporal
donde se encuentra, generalmente el medio
extracelular. Asimismo, el sodio también está
implicado en la producción del impulso nervioso,
necesario para la contracción de los músculos.
Para su excreción se elimina también junto con
agua mediante la orina.
Se trata de un mineral necesario pero es
esencial que su consumo sea de forma adecuada y
en equilibrio con los demás electrolitos. La
alimentación actual tiende a proporcionar sodio
en exceso, lo que conlleva a ciertos efectos
negativos sobre la salud.
Efecto del aumento de sodio
sobre la presión arterial
El exceso de sal (cloruro de sodio) hace que
tu cuerpo retenga el agua.
Si comes demasiada sal, aumenta el nivel de
sodio en la sangre y para compensar ese aumento
de sodio se retiene agua, lo que aumenta el
volumen de sangre en los vasos sanguíneos y
aumenta la presión arterial.
Debido a que hay más sangre fluyendo a través de
los vasos sanguíneos la presión arterial
aumenta.
Por lo tanto, cuanto más sal comes, más alta es
la presión arterial.
La presión arterial alta puede dañar las paredes
de los vasos sanguíneos y acelerar la
acumulación de la placa de ateroma que puede
bloquear el flujo sanguíneo.
La presión arterial alta también ejerce presión
extra sobre el corazón forzándolo a trabajar más
duro para bombear sangre a través del cuerpo.
De esta manera, la presión arterial alta es uno
de los principales factores de riesgo de las
enfermedades del corazón.
Hay pruebas de que demasiada sal puede dañar el
corazón, la aorta y los riñones sin aumentar la
presión arterial, y que también puede ser dañino
para los huesos.
Además de contribuir a la presión arterial alta,
el consumo de grandes cantidades de sal también
puede conducir a un accidente cerebrovascular,
enfermedades del corazón, y la insuficiencia
cardíaca.
La investigación también muestra que la
reducción de sodio reduce las enfermedades
cardiovasculares y las tasas de mortalidad a
largo plazo.
Exceso de sodio y cáncer de
estómago
El consumo excesivo de sodio en presencia de
otros trastornos o factores de la dieta puede
aumentar el riesgo de cáncer de estómago,
cálculos renales y osteoporosis.
La ingesta elevada de sal durante mucho tiempo
puede dañar el revestimiento del estómago,
haciéndolo más susceptible a la infección por
Helicobacter pylori, una bacteria que puede
causar inflamación y conducir al desarrollo de
cáncer de estómago.
Exceso de sodio y cálculos
renales
Para regular el exceso de sodio en el cuerpo
nuestro organismo también aumenta la cantidad de
calcio que se excreta en la orina y contribuye
de esta manera al desarrollo de cálculos
renales.
Exceso de sodio y osteoporosis
Este efecto también está relacionado con la
osteoporosis, ya que su cuerpo puede liberar el
calcio de sus huesos para compensar la pérdida
de ese mineral en su orina provocando
osteoporosis.
Cuáles son las fuentes
comunes de sodio?
Alrededor del 77% del sodio que consumimos
proviene de la sal que se agrega a alimentos
envasados y precocidos y de comidas preparadas
en restaurantes.
Otras fuentes de sodio son el glutamato
monosódico que se utiliza como potenciador de
sabor y el nitrito de sodio que se utiliza para
preservar carnes (embutidos).
Pérdidas de sodio durante
la actividad física
Durante la realización de actividad física se
pierden líquidos en forma de sudor. Este sudor
varía su composición en función del grado de
adaptación del deportista al entrenamiento y al
clima. De manera que a mayor adaptación, las
pérdidas de electrolitos también suelen ser
menores.
La reposición de los electrolitos perdidos
durante la realización de actividad física es de
gran importancia, especialmente en los eventos
deportivos de duración prolongada y grandes
producciones de sudor. Si no se recuperan los
electrolitos y el sodio perdidos, y además se
beben grandes cantidades de agua se corre el
riesgo de sufrir hiponatremia, ya que además de
no reponerse el sodio perdido, se diluye el
sodio que aún queda en el cuerpo. Las
consecuencias de una mala rehidratación pueden
ser graves y generar confusión, falta de
capacidad cognitiva, convulsiones e incluso en
casos extremos se ha llegado a producir la
muerte del deportista.
- La hiponatremia se considera cuando la
concentración de sodio en plasma es menor a
135 meq/L, siendo las causas principales,
pérdidas grandes de sodio debido al uso de
diuréticos, perdida a través de la orina
(enfermedades renales que aumenten la
pérdida de sodio urinario), aumento del agua
a nivel extracelular. Entre los síntomas más
comunes están, náuseas, vómitos, calambres
musculares, alteraciones visuales, cefalea,
letargia, llegando incluso a las
convulsiones y coma. Se considera que una
disminución en la concentración de sodio por
debajo de 125 meq/L es potencialmente fatal
para el cuerpo humano.
- Se denomina hipernatremia cuando la
concentración de sodio en plasma es mayor a
145 meq/L. Es causado principalmente a una
acción insuficiente de la hormona
vasopresina o ADH, pérdidas excesivas de
agua y a un balance positivo de sal. El
cuadro clínico cursa con sed, acompañado de
poliuria, diarrea y sudoración. La presencia
de trastornos neurológicos, aparecen con
valores por encima de 160 meq/L
caracterizado por irritabilidad muscular,
alteraciones del nivel de consciencia, coma
e incluso convulsiones.
¿Para qué sirve?
Actividad física:
El consumo de sodio en los productos de
nutrición deportiva busca mantener o restablecer
el estado electrolítico del cuerpo. Un adecuado
nivel de sodio permite las contracciones
musculares y mejora el flujo de agua a través de
las membranas celulares.
El aporte adecuado de sodio previene la
deshidratación, calambres musculares y los
golpes de calor gracias a la reposición de
electrolitos esenciales que se pueden perder
durante el entrenamiento intenso o en climas
cálidos.
El consumo de bebidas con sodio contribuye a la
absorción del agua y los carbohidratos en el
intestino delgado, además también puede aumentar
la absorción del magnesio.
El sodio ingerido contribuye a la retención del
agua ingerida durante y después de la actividad
física. Si se ingiere agua solo, se produce una
dilución del sodio en la sangre que a su vez
reduce la sensación de sed y estimula la
eliminación de agua, ya que el riñón interpreta
la disminución de la concentración como si se
tratara de un exceso de agua, en lugar de una
carencia de sodio.
Además el sodio puede ser útil en el tratamiento
de los golpes de calor y la deshidratación.
Aplicaciones
La Organización Mundial de la Salud
recomienda un consumo de sodio mínimo de 500 mg
diarios y máximo de 2000 mg diarios. La sal de
mesa, contiene un 40% de sodio y hay que
intentar no superar los 5 g de sal al día, o lo
que es lo mismo los 2000 mg de sodio.
La ingesta recomendada en la CE, a efectos del
etiquetado de alimentos, es de 0.6 g /día,
siendo su recomendación actual la de no
sobrepasar 6 g diarios de cloruro de sodio o su
equivalente: 2,4 g/día de sodio.
Para promover la hidratación se utilizan bebidas
con una concentración de 460-1150 mg/L de sodio
durante y después de la actividad deportiva. En
algunas ocasiones los atletas de resistencia y
ultra-resistencia suelen comenzar una carga de
sales minerales dos o tres días antes del evento
deportivo o utilizar sodio durante y después de
la actividad física para favorecer la
rehidratación.
El potasio y el sodio actúan juntos para regular
el agua. La proporción ideal es de 2:1 (potasio: sodio).
Precauciones
El sodio consumido en las cantidades
habituales se considera seguro. Un adulto sano
debe limitar la ingesta de sodio a 2000 mg por
día mientras que si un adulto sufre hipertensión
arterial no deben consumir los 1500 mg por día.
Las personas que padecen insuficiencia cardíaca
congestiva, cirrosis hepática o nefropatía
necesitan cantidades mucho más bajas.
Aunque el sodio es necesario para mantener el
volumen de sangre normal, el exceso de sodio
aumenta el volumen sanguíneo, contribuyendo a la
elevación de la presión arterial. Esta
circunstancia puede ser beneficiosa o
perjudicial en función de la situación de la
persona, en estados de deshidratación es
ventajoso mientras que las personas con
hipertensión arterial deben controlar su
consumo.
El consumo elevado de sodio de forma habitual
está relacionado con un mayor riesgo de
enfermedades cardiovasculares, osteoporosis,
afecciones hepáticas o enfermedad renal. Se ha
observado también que puede empeorar los
síntomas del asma y del síndrome premenstrual
como la retención de agua.
Alimentos fuentes |
Principal función en el
organismo |
Deficiencia o carencia de
sodio |
Sobredosis de consumo |
- Sal de mesa.
- Sales en productos
preparados o enlatados
(conservas, carnes
procesadas, sopas
envasadas, etc).
- Aliños y salsas.
- Alimentos que
contienen naturalmente
sal, como leche, apio,
remolacha
- Carnes procesadas
como el tocino, jamón,
etcétera.
- Comida rápida.
- Salsa de soja.
- Levadura.
- Caviar.
- Queso roquefort y
gorgonzola.
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- Regula la presión
arterial, el reparto de
agua en el organismo
- y el volumen
sanguíneo.
- Contribuye al
proceso digestivo.
- Aporta energía.
- Regulación de la
presión arterial y el
volumen sanguíneo.
- Fundamental para el
correcto funcionamiento
de músculos y del
sistema nervioso.
- Colabora en la
absorción de nutrientes.
- Interviene en la
contracción de los
músculos.
- Está presente en los
huesos.
|
- Neuralgias o dolores
localizados.
- Alteraciones de los
impulsos nerviosos,
contracciones musculares
y ritmo del corazón.
- Incapacidad para
digerir los hidratos de
carbono.
- Falta de energía,
cansancio.
- Confusión mental y/o
mareos.
- Deshidratación.
- Tensión arterial
baja.
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- Hipertensión.
- Problemas en los
riñones.
- Ulceras y gastritis.
- Retención de
líquidos que provocan
ojeras, celulitis y
varices.
- Osteoporosis.
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